Te sientas ahí, con tu dolorido corazón,
esperando que llegue tu príncipe azul
a salvarte de tus pecados.
Juegas a pedir perdón.
Mira ahora… ¡ahí viene!
No se parece en nada a Jesús,
pero habla como un caballero.
De la misma forma que tú te imaginabas cuando eras joven.
No hay comentarios:
Publicar un comentario